domingo, 10 de julio de 2011

“La experiencia verde de Chicago puede ser útil para Caracas”

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Entrevista / Concejal del Distrito 26 de Chicago, Roberto Maldonado
“La experiencia verde de Chicago puede ser útil para Caracas”
El regidor de Humboldt Park, en Illinois, Estados Unidos, enumera tres etapas en el proceso de consolidación de una ciudad “verde”: presión de activistas ambientales, reforma legislativa en materia ecológica e incentivos de cambio en las empresas hacia acciones no contaminantes

Andrea Montilla Kauefati / www.correodelavila.com

Lo que parecían ideales utópicos del movimiento hippie se convirtió, veinte años después, en la plataforma de cambio para el desarrollo urbanístico de la “segunda ciudad” del mundo. Transformar una mentalidad ciudadana netamente industrial a otra pro-ambientalista, requiere tiempo. Y eso lo sabe bien quien lleva una década y media al frente de cargos gubernamentales.

El concejal del Distrito 26 de Chicago, la capital de Illinois en Estados Unidos, Roberto Maldonado, vino de visita al país para compartir sus experiencias en pro de la consciencia ecológica urbana, a propósito de algo que viene gestándose en Caracas: la cultura “verde”. A través de las ideas de la agrupación Venezuela Alternativa y de la Comisión de Planificación y Desarrollo Local del municipio Chacao, se desarrollan diversas iniciativas relacionadas con la recuperación de espacios públicos dentro de una ciudad carente de planificación urbana y que alberga a diario casi la mitad de todos los automóviles que circulan por el país.

—¿En qué contexto se inician en Chicago las transformaciones hacia una visión ecológica?
—En los últimos veinte años, Chicago se ha transformado de una ciudad que en los cincuenta hasta los setenta era básicamente industrial, a una economía basada en la actividad de servicios financieros. Veinte años atrás comenzó a basarse en una economía desde el punto de vista turístico. En ese proceso de transformación, el alcalde que estaba en ese entonces aprovechó el reto de que al mismo tiempo que se llevaba a cabo esa transformación a una nueva economía en Chicago, se incorporaran elementos que hicieran a Chicago una ciudad “verde”.

—¿Cuáles son los logros que se han dado en Chicago en materia ambientalista en los últimos años?
—Ha habido una gran iniciativa concreta en la nueva construcción, con perspectivas de proteger el ambiente, por medio de la construcción en cristal de edificios grandes. Hay una tecnología económica que permite que el uso de este cristal en el invierno mantenga caliente por dentro el edificio y en el verano esté fresco. Ha habido una voluntad política casi absoluta de apoyar a los ciclistas y esto ha ayudado sustancialmente desde el punto de vista ambiental, porque hay miles de residentes en Chicago que a diario usan sus bicicletas para ir y regresar del trabajo. También el acojo de fomentar otros medios alternativos de transporte como el tren.

Todos estos elementos reducen la dependencia de los automóviles, que tiene un impacto serio en la contaminación. A nivel de vecindarios, los jardines comunitarios han traído cambios positivos. En muchas comunidades se forman organizaciones sin fines de lucro para pedirle a la ciudad que les otorgue gratuitamente un lote que esté vacío, que es parte del inventario de la tierra que la ciudad tiene. La tierra obtiene estas propiedades primordialmente porque los antiguos dueños dejaron de pagar los impuestos sobre esta propiedad por muchísimo tiempo. El que no paga los impuestos pierde la propiedad. Entonces algunos de esos lotes son utilizados para crear los jardines comunitarios. El grupo comunitario se tiene que hacer responsable del diseño, la implementación y el mantenimiento de estos jardines.

—¿En qué consisten las “fincas urbanas”?
—Es algo pionero que se está dando en mi Distrito en particular. Hay una escuela superior alternativa que creó una finca urbana sobre el techo de la institución. Ellos cosechan los vegetales e ingredientes principales para fabricar el sofrito, para cocinar. Ahora a finales de julio van a abrir la primera tienda para vender esos productos. La idea es que ellos puedan persuadir a otros dueños de edificios en el área para que crean estas fincas urbanas y continuar produciendo alimentos. Los dueños de estos edificios reciben un beneficio secundario, pues las fincas les ayudan a absorber el agua cuando llueve mucho. Si esta acción prolifera en muchos otros techos, se tiene un efecto doble: uno, no se siente tanto el calor durante el verano en esos edificios; dos, tiene un efecto en el drenaje del agua cuando llueve, pues gracias al cambio climático hemos visto que una pulgada cae en cuarenta y cinco minutos. Eso crea inundaciones no solamente en las calles, sino también en muchos sótanos del área.

—¿En qué medida se ha sentido la transformación de la cultura ambientalista en Chicago?
—En estos veinte años ha cambiado la cultura de la mayoría de las personas sobre cómo ven el ambiente. Hoy por hoy, aunque antes se necesitaba la voluntad incondicional del alcalde de la ciudad de ese entonces, cualquier candidato que quiera ser alcalde de la ciudad de Chicago, no podría plantear argumentos que pudiesen ser percibidos como anti-ambientalistas, porque no tendría una oportunidad de ser electo.

Chicago versus Chacao
—¿Qué estrategias se podrían implementar en Chacao para lograr la transformación ambientalista?
—Creo que las etapas para transformar a Caracas son las mismas etapas que vivió Chicago. Por ejemplo, siempre se comienza con los movimientos de activistas ambientalistas. Ellos son los que comienzan las presiones de carácter político. La segunda etapa es tener un liderazgo municipal que acoja esas iniciativas y que realmente le de la voluntad política que se necesita para que estas visiones de los activistas se conviertan en una realidad. La etapa número tres es envolver el liderazgo cívico, las distintas industrias, los líderes que mueven la economía en una ciudad. Tiene que haber una serie de incentivos para que, por ejemplo, la industria de construcción se tome los riesgos de comenzar a construir de una forma que nunca lo había hecho. Chicago dio incentivos económicos para la construcción de nuevos proyectos con una perspectiva ambientalista. Y, luego de eso, hay que enmendar las ordenanzas de zonificación que permita esa nueva construcción que se quiere hacer. Ese fue un reto que Chicago tuvo: en la medida en que este auge de construcción “verde” se estaba desarrollando, no había ordenanzas de zonificación que permitieran este tipo de construcción que se deseaba. Finalmente, ya cuando tú llegas a ese punto —que han pasado diez, doce, quince años— la ciudadanía ha acogido esa visión, esos principios, ese estilo de vida de apoyar una perspectiva ambientalista.

—¿Cuáles son las semejanzas entre Chicago y Chacao?
—Chacao es parte de una metrópolis; Chicago lo es también, pero su tamaño absorbe gran parte de los otros pueblos que son mucho más pequeños y que forman la metrópolis. A través de las décadas se ha visto que se espera que Chicago tome el liderazgo en los procesos de cambio. Aquí en Caracas se necesita un esfuerzo más colaborativo entre los distintos municipios que la componen. Chacao es relativamente pequeño en población, pero tiene muchísima influencia en términos económicos. Cuando se trabaja colectivamente se tiene un impacto mayor, puesto que todos los municipios en conjunto estarían acogiéndose a una visión de política pública en torno al ambiente.

En términos prácticos y reales
—¿Qué opina sobre las expropiaciones de los espacios públicos en Caracas?
—En Chicago no habría ninguna forma de expropiar un parque para cualquier otro uso que no sea ese. A través de los años se han formado organizaciones de ciudadanos que hoy son muy poderosas porque todo el mundo abarca el tema del pro-ambientalismo. Estas protegen las tierras públicas. Se llaman Amigos del parque (Friends of the park), y por ellos, no por intentos ocasionales de algunos gobiernos locales, la expropiación no tiene posibilidades. Yo creo que aquí eso puede crecer, porque a fin de cuentas Venezuela es una democracia y tú como oficial electo dependes del voto para quedarte en el poder. Tú no vas a llevar a cabo acciones que sea contrarias a los intereses y deseos de la mayoría.

—Frente a los principales problemas de Caracas, relacionados con la seguridad pública y el tráfico, la población podría ver a la ecología como un elemento secundario. Los ciudadanos buscan soluciones inmediatas.
—Eso no es incongruente con estas iniciativas y visiones. Definitivamente, como es en Chicago, la seguridad pública del ciudadano común es lo número uno. Contrario a diez años atrás, ahora el asunto número dos en la mente de los ciudadanos es el ambiente, manifestado desde distintas perspectivas. Por ejemplo, en el uso masivo de las bicicletas: hay 140 millas (225,3 kilómetros) de ciclo-vías. En mi oficina como concejal, las peticiones que más recibo son: primero, seguridad pública, protección; y luego, reciclaje. El tema de la basura es un asunto de salud pública también.

—Si tuviera que convencer a las autoridades de la ciudad y a sus habitantes sobre la importancia de tener ciudades verdes, ¿qué argumentos expondría?
—Hay que salirse del nivel de lenguaje y comunicación muy abstracto y científico, y traducir eso en términos prácticos. ¿Qué significa apoyar una visión pro-ambientalista para Chacao? En los últimos tres días que llevo aquí, me ha tomado dos horas y media para manejar cuatro millas (6,4 kilómetros). Eso nada más es preocupante por la contaminación ambiental. En Chicago, en los últimos doce años, se han sembrado medio millón árboles; esto se ha traducido concretamente en eliminar la contaminación que cuarenta mil autos producen anualmente. Y no hay duda de que todos los concejales que temen por la salud pública de sus ciudadanos entenderían eso como una posible perspectiva de política pública. Sería fácil venderlo a tus electores comunes: si yo le puedo reducir la incidencia de asma a tu hijo proliferando la siembra masiva de árboles en Chacao o en otras áreas metropolitanas, como madre ¿no te acogerías a eso? Absolutamente sí. Y de esta manera puedes traducir cada una de esas visiones teóricas que están sustentadas con datos científicos, con ejemplos concretos que afectan la vida cotidiana de los ciudadanos.

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